
El gas natural cobró importancia en el mundo a raíz de la crisis energética que se desató con la guerra del Yom Kipur y el posterior embargo petrolero decretado por los países árabes a los países aliados de Israel, su rival. En respuesta a ello y ante el temor de seguir dependiendo sólo del petróleo, cuyas mayores reservas y los mayores volúmenes de producción estaban concentrados en el golfo pérsico, las grandes potencias, encabezadas por EEUU, decidieron diversificar su matriz energética, integrando a esta el gas natural, que hasta entonces sólo había sido un estorbo para las empresas petroleras y el carbón, que había sido desplazado por el crudo después que le había pasado su cuarto de hora. Garantizar el abastecimiento de crudo se había convertido para ellas en un asunto de seguridad nacional.