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EL CAMBIO CLIMÁTICO

Este 24 de octubre se celebra el Día internacional contra el Cambio climático, la cual tiene como finalidad alertar a la comunidad internacional, al concierto de naciones, acerca de los retos planteados por el mismo y los estragos a los que estamos expuestos a consecuencia del aumento de la temperatura global. Aunque no ha sido proclamado oficialmente por parte de las ONU, esta apoya esta iniciativa que busca contrarrestarlo.

Según el Grupo Intergubernamental de expertos de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático (IPCC), integrado por más de 200 científicos de multiplicidad de países, de distintos credos y creencias, ideologías y religiones, han llegado al consenso de que a mayores concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI), especialmente del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera más alta es la temperatura global y mayor el efecto invernadero. De hecho la temperatura global ha subido 1.1 grados celsius con respecto a la era pre-industrial (alrededor de 1780). Una segunda conclusión a la que arribaron es que el mayor responsable de las mismas es la actividad humana y por ello hablan de causas antropogénicas. 

Hablemos de las características del Cambio climático, el cual, en rigor, es mejor denominarlo como Variabilidad climática. En primer lugar, se caracteriza por fenómenos extremos de alta pluviosidad (la Niña) o sequía (el Niño), en segundo término, estos fenómenos no son cíclicos o estacionales, de serlo serían previsibles y pronosticables y no lo son, son, en cambio, recurrentes. Además, dichos fenómenos extremos son cada vez más frecuentes, más intensos y de mayor durabilidad y por lo tanto sus estragos son mayores. 

Los negacionistas del Cambio climático, que tienen en el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump a su más delirante representante, son cada vez menos. Según él “el cambio climático es un invento que pretende proteger la naciente industria china, perjudicando la industria americana. Este fenómeno no está demostrado y no tiene un sustento real”. Pero fue la propia Agencia Nacional de Evaluación del Clima de los EEUU, durante el período de Trump, en su cuarto Informe cuatrienal, avalado por la Academia Nacional de Ciencias, quien desmintió sus pamplinadas. Según el mismo “la evidencia del cambio climático abunda, desde lo más alto de la atmósfera hasta las profundidades de los océanos”. Bien dijo el premio Nobel de Economía 2018 Paul Romer, que “la gente tiene derecho a tener sus propias opiniones, pero no a sus propios hechos”  alternativos. Para quien aún abrigue dudas sobre el Cambio climático y sus consecuencias le basta con observar la pérdida del área de los principales glaciares en Colombia. 
            
Hay un antes y un después de 2015 en la lucha de la comunidad internacional contra el Cambio climático. A finales de este año tuvo lugar la 21ª Conferencia de las Naciones sobre el Cambio climático (COP21), en la cual se aprobó el Acuerdo de París, el cual ha sido firmado por 193 partes (192 países más la Unión Europea). Dicho Acuerdo contempla como estrategia fundamental la descarbonización de la economía, con el propósito de reducir las emisiones de GEI y de esta manera contener el aumento de la temperatura global. 
 
El Acuerdo de París se fijó como objetivo impedir que el aumento de la temperatura global con respecto a la era pre-industrial supere los 2 grados Celsius. Dicho umbral se redujo en una Conferencia posterior de las Naciones Unidas (COP26) a sólo 1.5 grados. Según los estudios del IPCC, de superar este umbral, estaríamos en presencia de la más alta temperatura experimentada en los 10.000 años de historia de la civilización y de darse la Casa común, como llama el Papa Francisco a nuestro Planeta tierra, se tornará mucho más peligroso e inhabitable.  Y, por lo pronto, no tenemos otro Planeta habitable, no disponemos de Plan B (¡!)

El Secretario de las Naciones Unidas Antonio Guterres ha sido enfático en que “nos acercamos al borde del abismo…Si no cambiamos la dirección corremos el riesgo de cruzar el umbral en el que podemos evitar el cambio climático desbocado” . Nos quedan, muy pocos años para tomar medidas urgentes para evitar el desastre y salvar nuestro Planeta. Como lo afirmó el último líder de la URSS y premio Nobel de paz Mijail Gorbachov, “el futuro dependerá de si somos capaces de encontrar una síntesis de los valores ecológicos, liberales y sociales, lo que yo llamo ´los valores perennes´”. 

No hay duda de que los mayores responsables de la acumulación en la atmósfera de los GEI, de sus emisiones y del Cambio climático son las grandes potencias, encabezadas por China, EEUU, la Unión Europea y la India. A nivel global es el sector energético el de las mayores emisiones de GEI con el 73%, le sigue el sector agropecuario y la deforestación con el 19%. En este punto es bueno recalcar que en Colombia, a diferencia del resto del mundo, las mayores emisiones provienen de este último sector, con el 59% y no del sector energético, que a lo sumo contribuye con el 38%. Las bajas emisiones de GEI del sector energético del país se explica en gran medida porque mientras en el resto del mundo el 68% de la generación de energía es de origen térmico, en Colombia ese mismo porcentaje corresponde a la generación hídrica. 
                                         
Por ello, la Transición energética en marcha, que tiene por finalidad contribuir a la descarbonización de la economía, difiere de país a país y por ello su hoja de ruta y las acciones a seguir no puede ser la misma en todos los países. Colombia no puede calcar su hoja de ruta de otros países con otras realidades diferentes a la suya. No puede ser igual la hoja de ruta de la Transición energética en aquellos países que dependen de la importación de petróleo y carbón a otro, llamado Colombia que depende de su producción y exportación . Por ello, hablamos de la Transición energética a la colombiana.

El Pareto del costo-efectividad para la reducción de la huella de carbono en el caso de Colombia invita a poner el énfasis en la política que contrarreste el inadecuado uso del suelo, las malas prácticas en la agricultura y la ganadería y sobre todo detener el ecocidio de la devastadora deforestación, que supera las 170.000 hectáreas anuales, equivalentes a la extensión del territorio del Distrito Especial de Bogotá. Sólo así podrá cumplir Colombia con su compromiso con la comunidad internacional de reducir sus emisiones de GEI en el 51% hacia el 2030. En concepto del ambientalista Juan Pablo Ruiz, “la prioridad nacional debe ser reducir la deforestación, mejorar el manejo de la tierra y reducir la demanda interna de hidrocarburos”. Así de claro!

Bogotá, octubre 24 de 2022
www.amylkaracosta.net

 

 

 

Amylkar Acosta Medina

Amylkar David Acosta Medina1​ ( Monguí, La Guajira 1950) es un economista y político colombiano miembro del Partido Liberal. Se desempeñó como senador de la República2​ y entre 1997 y 1998 fue presidente del Senado. En el gobierno de Juan Manuel Santos fue ministro de Minas y Energía.