- Amylkar Acosta Medina
Agobiado por la tristeza que me embarga por la partida de un gran Jefe y amigo, como lo fue para mí el doctor Horacio Serpa Uribe, no puedo menos que deplorar tan sensible pérdida para el país, en momentos en los que se esperaba de él aún más de lo que ya había sido su entrega total, sin cálculos ni miramientos, a Colombia, que fue su divisa, por encima de toda bandería política, no obstante ser él, como diría José Saramago, un Político hormonal. La Democracia y la Paz y su defensa a ultranza fueron su obsesión y en su apuesta por ellas no tuvo tregua ni descanso.