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LA HORA DEL PLANETA

«La tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, 
                         pero no la codicia de cada hombre». Mahatma Gandhi.

Dos días de esta semana están destacados en el calendario de las Naciones Unidas, declarándolos como el Día mundial forestal y el Día mundial del agua, como una forma de llamar la atención y despertar el interés de la comunidad internacional sobre la importancia de la protección de los recursos forestales y del agua, como variables fundamentales de la ecuación de la sostenibilidad ambiental, y de paso enfrentar con éxito los desafíos del cambio climático. Podemos afirmar que tal declaratoria está entre los antecedentes más importantes de los 17 Objetivos del desarrollo sostenible (ODS) acordados en 2015. 


Entre las metas del Objetivo 6 de agua limpia y saneamiento están lograr el acceso universal y equitativo al agua potable, así como también a los servicios de saneamiento e higiene requeridos. De igual manera, entre las metas del Objetivo 15 referido a la vida de ecosistemas terrestres se cuentan la protección, el restablecimiento y la promoción del uso sostenible de los ecosistemas terrestres, así como un ordenamiento sostenible, delimitación y protección de los bosques, luchas contra el avance de la desertificación, como también detener y revertir la creciente degradación del suelo y la pérdida de la biodiversidad. Huelga decir que los 17 Objetivos del desarrollo sostenible (ODS) están alineados con el Acuerdo de París que propende por la descarbonización de la economía.

21 DE MARZO DÍA MUNDIAL FORESTAL

En el año 1971 los estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) acordaron celebrar el 21 de marzo de cada año el Día mundial forestal. Se trata de destacar y ponderar la importancia de los recursos forestales, los cuales contribuyen a la reproducción y desarrollo sostenible de todas las especies que habitan el globo terráqueo, incluido el ser humano. Tienen la virtud de capturar el CO2 que flota en el medioambiente y libera oxígeno a través de sus estomas, un proceso inverso al de los humanos que inhalan oxígeno y exhalan CO2. El lema para el Día mundial forestal en 2022 es “consumo y producción sostenibles”. En este sentido, el lema de este año quiere poner el foco en el consumo de madera y concientizar sobre un problema global que en muchos países arrasa con miles de hectáreas de masa forestal cada año.
Se estima por parte de la FAO que cada año más de 130.000 km² de bosques se pierden debido a la deforestación. El caso de Colombia es dramático: entre 2015 y 2016, cuando alcanzó las 179.000 hectáreas,  se incrementó la deforestación  el 44%, en el 2017 se registraron 219.973 hectáreas deforestadas, incrementándose el 23% con respecto al año anterior y en el 2018, según el IDEAM se alcanzó el pico más elevado con 280.000 hectáreas deforestadas, un 27.2% más con respecto al 2017. En el año 2019 le dieron un respiro, especialmente a la Amazonía, la más depredada, al bajar las áreas deforestadas hasta las 158.894 hectáreas, pero sólo para volver a crecer el 8% en el 2020 con 171.685 hectáreas arrasadas. 
Ello contribuye y de qué manera a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), de tal suerte que la deforestación junto con el cambio de uso del suelo participan con el 33% de las mismas. Por lo tanto, frenar, poner coto a la deforestación en Colombia es la mayor y mejor contribución al cumplimiento de la meta que se ha impuesto Colombia de reducir sus emisiones en un 51% hacia el 2030 y la neutralidad de carbono hacia el 2050. 

22 DE MARZO DÍA MUNDIAL DEL AGUA
En 1992, en la Cumbre Río + 20, la Asamblea general de las Naciones Unidas, mediante la Resolución A/Res/47/193 se consagró el 22 de marzo de cada año como el Día mundial del agua. Se busca sensibilizar a las autoridades y a la sociedad civil sobre la importancia de la gestión integral del recurso hídrico y su conservación. Debemos destacar el hecho que la misma Asamblea de las Naciones Unidas, mediante la Resolución 64/292 del 2010, reconoció el derecho humano al agua. Además el objetivo 6 de los ODS se ocupa del agua limpia y el saneamiento.
Este año el mensaje de las Naciones Unidas está enfocado en la reivindicación de la importancia de las aguas subterráneas y su difícil acceso para un gran conglomerado de la población más vulnerable. En el 2021 su campaña a favor del preciado líquido tuvo como eslogan “valoremos el agua”, tanto más en cuanto que está amenazada su disponibilidad por el cambio climático. Ya en el año 2019 había planteado la necesidad de “no dejar a nadie atrás”, con el cual se envió un mensaje contundente tendiente a asegurar el acceso de agua potable a toda la población, haciendo énfasis en la calidad de la misma. Según las Naciones Unidas 800 mil personas mueren cada año en el mundo por causas asociadas con la carencia del preciado líquido. 
Colombia no es ajena a este drama. Al menos 6.2 millones de colombianos consumen agua no apta para el consumo humano. Uno de cada tres municipios en Colombia suministra agua de buena calidad (¡!). Por ello no es extraño que el 71.6% de las muertes por enfermedad diarreica aguda, que afecta sobre todo a la primera infancia y a los adultos mayores, tiene como factor desencadenante la pésima calidad del agua que ingieren. 
Vale la pena destacar que, por fin, después de muchas idas y venidas, vueltas y revueltas, este es el cuarto año que se celebra en Colombia el Día mundial del agua después de la creación, largamente aplazada, del Consejo Nacional del agua (artículo 250 de la Ley 1753 de 2015), después de 22 años de haberse expedido la Ley 99 de 1993 que creó el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS). En efecto, dicho Consejo sólo empezó a operar a partir de junio del 2018. En medio de las falencias que acusa el país en este frente, este es un paso en la dirección correcta. 

LA HORA DEL PLANETA
A la declaratoria de las Naciones Unidas del Día mundial forestal y del Día mundial del agua, se vino a sumar La hora del Planeta, iniciativa esta liderada por la organización ambientalista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), nacida en Suiza y una de las más importantes organizaciones no gubernamentales de conservación ambiental, con presencia en más de 100 países. 
Pues bien, la jornada periódica de La hora del Planeta surgió en 2007 y desde entonces ha venido in crescendo. Se trata de un gesto sencillo, pero de gran simbolismo, consistente en apagar las luces de las casas, las oficinas, los edificios, monumentos y sobre todo de sitios tan emblemáticos como la Ópera de Sidney, la Torre de Eiffel en París, el Coliseo de Roma y la Torre Colpatria en Bogotá por una hora, entre las 20:30 y las 21:30 el último sábado del mes de marzo.
Esta iniciativa es considerada como la de mayor convocatoria e impacto en la opinión ciudadana en todo el mundo contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, en procura de despertar la conciencia sobre la inminencia de una catástrofe global sino paramos esta alocada carrera destructiva de la que llama el Papa Francisco nuestra “casa común”. De lo que se trata es de sensibilizar y concientizar a la opinión pública sobre el reto planteado
Como lo planteó recientemente la profesora de economía y Directora del Instituto de Innovación en University College London Mariana Mazzucato, “esta es la oportunidad. Si no arreglamos el Sistema, no tendremos ningún chance frente a la tercera gran crisis (la del 2008, la del 2020 y la creciente inhabitabilidad del planeta) y todas las otras más pequeñas que traerán aparejadas en los años y décadas que vendrán”. Como bien lo dijo el periodista español Luis Bassets, “la crisis por el coronavirus puede ser el ensayo general para la próxima y más grave provocada por el cambio climático”. De modo que las lecciones aprendidas de esta pesadilla nos deben servir para estar mejor preparados y entrenados para enfrentar la crisis provocada por el cambio climático. 
El camino no es otro que el de la prevención, la adaptación y la mitigación frente a los embates de la variabilidad climática y sus devastadores efectos. Es la sostenibilidad ambiental y pervivencia del planeta tierra, el único habitable, por lo menos por ahora. De tal manera que los millones que dilapidan los ricos y famosos en sus caprichosos viajes turísticos al espacio, así como los que se invierten en la  carrera espacial en la afanosa búsqueda de vida en otros planetas a donde se pueda trastear la humanidad, le van a hacer falta a los recursos que se requieren para evitar la sexta extinción masiva de la biodiversidad a causa de fenómenos naturales extremos. La diferencia de esta con respecto a las cinco anteriores es que estamos migrando del holoceno hacia el antropoceno, en la que se pone el foco en cómo la actividad humana viene impactando y de qué manera en nuestro Planeta azul. 


En La hora del Planeta de este año se está enfatizando en la importancia de visibilizar el Convenio sobre Diversidad biológica que propende y promueve un ambicioso plan de acción global tendiente a detener y a revertir la pérdida de naturaleza y biodiversidad, que están en alto riesgo, hacia el año 2030. Año este en el que, según el Acuerdo de París (2015), las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) deberán disminuir en un 45% con respecto a los niveles de 2010 y de esta manera intentar alcanzar el “cero neto”, la neutralidad de carbono alrededor de 2050. Mantener a raya el aumento de la temperatura por debajo del umbral de los 1.5% grados centígrados con respecto a la temperatura media de la era preindustrial se logrará si y sólo si se alcanza esta meta volante. 
Este año La hora del Planeta se da en medio de la invasión y la guerra asimétrica que le impuso Putin a Ucrania, la peor conflagración y la más destructiva y amenazante desde la guerra fría y la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en diciembre de 1991. Un mes después de la invasión sus consecuencias a nivel global son catastróficas y a la tragedia humanitaria, cifrada en vidas humanas que se pierden y se desplazan, se le está haciendo un enorme daño al Planeta, pues como lo afirmó el Director general del WWF Internacional Marco Lambertini, “sabemos que para construir un futuro en armonía con la naturaleza necesitamos paz entre las personas” y, añadiría yo, entre los países. 

Cota, marzo 26 de 2022
www.amylkaracosta.net

 

 

 

Amylkar Acosta Medina

Amylkar David Acosta Medina1​ ( Monguí, La Guajira 1950) es un economista y político colombiano miembro del Partido Liberal. Se desempeñó como senador de la República2​ y entre 1997 y 1998 fue presidente del Senado. En el gobierno de Juan Manuel Santos fue ministro de Minas y Energía.