Hace exactamente 50 años se posesionó el Presidente Alfonso López Michelsen como primer Magistrado de la Nación. López arrancó su gobierno en medio de los vientos cruzados del coletazo de la crisis energética que provocó la guerra del Yom Kipur, que se desató en octubre de 1973, la cual sirvió de detonante a la espiral alcista de los precios del petróleo, que pasaron de US $3 el barril a cotizarse por encima de los US $12, concomitantemente con la pérdida de la autosuficiencia petrolera, que llevó a Colombia a pasar de ser un exportador neto a ser importador de crudo.
Para tratar de capear este temporal y su impacto tanto en las reservas internacionales del Banco de la República como en las finanzas públicas expidió el el Decreto legislativo 1970 el 17 de septiembre de 1974 declarando la Emergencia económica prevista en el artículo 122 de la Constitución Política de 1886. Siendo Ministro de Hacienda Rodrigo Botero, el primer paso a dar y se dio fue decretar una reforma tributaria para tratar de compensar, así fuera parcialmente, los ingresos que se estaban dejando de recibir por esta crisis.
Y, al amparo de la misma y con el propósito de contrarrestar la declinación de las reservas, incentivando la exploración de hidrocarburos, mediante el Decreto legislativo 2310 del 28 de octubre de 1974 (uno de 22 decretos expedidos), acabó con la figura del “aporte” petrolero, que se había creado mediante la Ley 20 de 1969 y traspasó en su totalidad las áreas petrolíferas del país a ECOPETROL para su exploración y explotación, excepción hecha de aquellas que hubieran sido concesionadas a la fecha de la expedición de dicho Decreto. De esta manera, ECOPETROL que había nacido anidada en la reversión de la Concesión de Mares se vio fortalecida con esta medida.
Ya en el artículo 12 de la Ley 20 de 1969 el Presidente Carlos Lleras Restrepo abrió la posibilidad de los contratos de Asociación entre Ecopetrol y las petroleras como una opción, concomitante con los contratos de concesión. Ahora a través del Decreto 2310 se abolían los contratos de concesión a futuro y sólo quedaba abierta la posibilidad de los contratos de Asociación. En estos se preveía la Cláusula de reversión de áreas al pasar de la etapa exploratoria a la declaratoria de comercialidad, además de la reversión del campo a favor de Ecopetrol al término del Contrato.
Según el ex presidente de Ecopetrol José Fernando Isaza, la Asociación puede definirse técnicamente “como un contrato de riesgo en la fase exploratoria y una operación conjunta en su etapa de desarrollo”. Para el ex presidente López, “el contrato de Asociación se conoce desde tiempo inmemorial. Es el joint-venture de los anglosajones o las cuentas de participación en nuestro derecho o lo que se conocía con el nombre de ´ganado al partir´ entre los orejones de la Sabana”.
A través del Decreto 2310 se cambió el esquema legal y regulatorio en materia de hidrocarburos en procura de enfrentar la pérdida de la autosuficiencia petrolera que ya era inminente. Se trataba de establecer unos términos contractuales que fueran competitivos y de esta manera incentivara a las empresas a invertir en la exploración petrolera en Colombia, que estaba de capa caída. Valga decir que en los años 70 se perforaban a lo sumo entre 5 y 6 pozos exploratorios.
Entre las medidas contempladas en el Decreto 2310 estaban entre otras: suprimir la obligación que tenían las empresas extranjeras de reintegrar al B de la R las divisas provenientes de sus exportaciones de crudo, la abolición del llamado dólar "petrolero” consistente en una tasa preferencial para los dólares que adquiría Ecopetrol para comprar crudo para su refinación. Esta medida tuvo como antecedente la decisión del Gobierno de Pastrana de reajustar la cotización del dólar “petrolero” de $9 por dólar a $20, ahora pasaba, merced a esta medida de $25 a $40 por dólar. Se estableció, además, la norma según la cual el crudo “nuevo”, incremental o de recuperación secundaria se pagaría a los precios internacionales del mismo (Resolución 50 de 1976). Así mismo se implementó una medida muy controvertida, tendiente a atraer capitales e inversiones en un esfuerzo desesperado por espantar el fantasma de la importación de crudos al país: la deducción de impuestos por agotamiento del subsuelo.
Colombia tardó 10 años en recobrar su autosuficiencia (1975 – 1985), gracias a que se nos apareció la virgen del Rosario de Chiquinquirá, que para entonces era considerada la Reina y patrona de la República de Colombia, con el hallazgo de Caño Limón y cuando este había entrado en declinación se nos volvió a aparecer en el pie de Monte llanero, en Cusiana y desde entonces no se nos ha vuelto a aparecer y los nuevos descubrimientos se reducen a campos menores. Ahora estamos en rogativas a la Santa paisa María Laura de Jesús Montoya Upegui, para ver si nos hace el milagrito de dar con un yacimiento de las dimensiones de Caño Limón y Cusiana.
Para fortuna del Presidente López y del país, él es elegido un año después del hallazgo de un campo gigante de gas en La guajira por parte de la Texas Petroleum Company, que buscando petróleo se topó con el mismo. López afirmó entonces emocionado, “yo creo que ha sido una bendición para Colombia haber encontrado estos pozos de gas”. A través del Decreto 1978 de 1974, de apenas dos artículos, el cual fue adicionado cinco días después por el Decreto 1999, se hizo extensivo al gas natural las nuevas disposiciones aplicables a la legislación petrolera, inclusive en el aspecto cambiario. Hasta entonces el gas había sido considerado un estorbo, un “encarte”, era menospreciado, se quemaba en las teas de los campos petroleros en explotación; sólo a comienzos de los años 60 se le empieza a dar un uso industrial y el Gobierno expidió una reglamentación obligando a las empresas a reinyectarlo y darle uso al mismo.
Sólo entonces se empezó a dar un desarrollo incipiente del uso del gas natural a través de redes aprovechando el gas asociado proveniente del campo de Cicuco (Bolivar); el gasoducto que conectaba a este con la capital del Atlántico fue inaugurado por el entonces Ministro de Minas y Petróleo Victor G Ricardo. Posteriormente se dispondría de otra fuente de suministro para la industria barranquillera en El Dificil (Magdalena), al tiempo que la zona industrial de Mamonal (Cartagena) se abastecía con el gas proveniente de los campos de Jobo – Tablón (Sucre), los primeros yacimientos comerciales de gas natural libre. Ya en la década de los 70, cuando tales fuentes, especialmente Cicuco, entraron en declinación se echó mano para suplirlos de los campos de Payoa y Provincia en el Magdalena Medio.
Mario Galán Gómez, entonces Presidente de Ecopetrol, en su Informe a la Junta directiva de la empresa en 1972 vaticinó que para 1975 la autosuficiencia petrolera del país llegaría a su fin. Dicho y hecho! Después de ser el 10º exportador de petróleo en el mundo su producción de crudo llegó a su clímax en 1970 con un promedio de 217.212 barriles en promedio diario y desde entonces empezó a declinar la producción hasta llegar a los 156.872 barriles y justo este año Colombia tuvo que empezar a importar petróleo para suplir su déficit.
Lo dijo Jaime García Parra, tercer Ministro de Minas y Petróleo del Presidente López después de Eduardo del Hierro y Juan José Turbay, “Colombia, que durante 50 años fue exportador de petróleo, ha dejado de serlo. Hoy somos y seguiremos siéndolo por años, importadores de combustible, con resultados difíciles de asimilar”. Después de haber exportado 1.200 millones de barriles de crudo, ahora se convertía en importador neto del mismo. La situación se tornó aún más difícil debido a la espiral alcista de los precios internacionales del petróleo, en lo que se conoce como el shock petrolero que tuvo en la guerra del Yom Kippur su detonante en octubre de 1973. En efecto, a poco andar de un máximo histórico de US $2 el barril de crudo se pasó un año después a cotizarse a US $16 (¡8 veces!), hacia 1977 se estabilizó en los US $12.70 el barril. Ello se tradujo en una fuerte presión tanto comercial como fiscal; entre 1976 y 1985, por cuenta de la importación de crudo, la balanza comercial tuvo un déficit de del orden de los US $5.000 millones. De no haber sido por la bonanza cafetera que le permitió paliar sus consecuencias al Presidente López, habría sido asaz difícil superar tan adversa coyuntura.
Juan Francisco Villarreal, a la sazón Presidente de Ecopetrol, acuñó para la época una frase ingeniosa, “no tenemos naranjas pero tenemos limones”, queriendo significar con ello que no teníamos petróleo pero teníamos gas y que por lo tanto Colombia debía reconvertir su parque de generación térmica pasando de consumir fuel oil para consumir gas natural. El Presidente López inauguró la Estación de producción en el Campo de Ballena el 12 de agosto de 1977 y ese mismo día inauguró el gasoducto de Promigas que empezó a transportar 225 millones de pies cúbicos diarios desde los campos de La guajira hasta Mamonal en Cartagena. Tanto la industria como las centrales térmicas de generación reemplazaron el fuel oil, que se liberó para la exportación, para consumir gas natural.
Fue tan exitosa esta estrategia que el fuel oil se convirtió en el segundo renglón de exportación después del café. Entre 1977 y 1984 estas exportaciones le llegaron a representar al país US $1.773 millones, de los cuales el 66% correspondió a volúmenes de combustible liberados por la sustitución con gas natural. Ello explica que a través de la Resolución 039 de 1975 se atara desde entonces el precio del gas natural a la cotización internacional del fuel oil y se mantuvo hasta el año pasado cuando la CREG mediante la Resolución 088 liberó su precio.
Lo que sigue es historia: se elevó el número de pozos exploratorios, se pasó de 14 pozos exploratorios en 1975 a 18 en 1976 y 26 en 1977 y el Ministro García Parra se propuso la meta de perforar 800 pozos en 10 años. Los resultados no se hicieron esperar y en 1983 se dio el descubrimiento del yacimiento de Caño Limón, en 2013 se llegó a una producción de gas natural en el país del orden de 1´251.000 pies cúbicos diarios, se sirve 7 millones de usuarios conectados en 850 centros poblados en 574 municipios, 5.854 industrias y a 126.928 locales comerciales. 25% de la matriz energética.
Huelga decir que Colombia se equiparó con EEUU y de la Unión Europea en cobertura de la red de gas domiciliario y supera en ello a los demás países de Latinoamérica, excepción hecha de Argentina. Entre 2003 y 2013 Colombia ya contaba con 476.506 vehículos convertidos a gas natural. Hoy en día esa cifra se aproxima a los 700.000, con un incremento del 63% en 2023, a consecuencia de la decisión del Gobierno de eliminar el subsidio a la gasolina. Coincidencialmente, la conmemoración de este cincuentenario coincide con la pérdida de la autosuficiencia de gas en 2025, 50 años de haber perdido la de petróleo y en momentos en los que se asoma también el fantasma de la importación de petróleo si no se detiene la persistente caída de las precarias reservas con las que cuenta Colombia, que sólo le alcanzan para satisfacer la demanda interna para 7 años más (¡!)
Lo propio se hizo en materia carbonífera, por primera vez se aplicó a la explotación de este mineral la misma política contractual que para entonces sólo era aplicable a los hidrocarburos. En 1976 se firmó el controvertido contrato de Asociación Carbocol – Intercor para explotar el yacimiento del Cerrejón Norte en el Departamento de La guajira, el cual se declaró comercial en 1982. La producción de este complejo llegó a convertirse en la de mayor importancia en el país, al tiempo que el carbón se convirtió en el segundo renglón en importancia de nuestras exportaciones después del petróleo.
Podemos concluir diciendo que el ex presidente López fue un adelantado de su época y un gran estadista, con gran visión de futuro, muy bien informado, al tanto de lo que ocurría en el resto del mundo, preocupado siempre porque Colombia dejara de ser el Tíbet de Suramérica y hacer de ella más bien el Japón de Suramérica. Su contribución a la modernización del país fue muy importante y a su paso por la Presidencia de la República dejó una honda huella en su afán de Cerrar la brecha, que fue como denominó su Plan Nacional de Desarrollo (1974 – 1978), que aún persiste entre esas dos Colombia, la del centro y la de la periferia, que se sigue debatiendo entre el atraso, la pobreza y la exclusión social.
Santa Marta, agosto 7 de 2024
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