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UNA BUENA Y UNA MALA

El día de hoy tuvo lugar el lanzamiento a nivel mundial del Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 2019 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el Centro de convenciones Ágora, en Bogotá, con la presencia de su administrador Achim Steiner.

El título que encabeza este Informe es elocuente: “más allá del ingreso, más allá de los promedios y más allá del presente: las desigualdades en el desarrollo humano en el siglo XXI”. Este Informe nos ayuda a entender por qué “la gente se lanza a las calles a protestar” , que son las mismas “razones por las cuales los ciudadanos se sienten frustrados” , según ha dicho Steiner. Según él, “nos estamos enfrentando al desafío de personas que no quieren aceptar una sociedad que avanza en dos carriles” , como ha venido aconteciendo por doquier, particularmente en Latinoamérica. 
La buena noticia de este Informe es que Colombia mejoró en el Índice sobre Desarrollo Humano (IDH) al pasar  del puesto 95 en 2017 entre 189 países considerados al puesto 90 en 2018 y en este último reporte subió hasta  el lugar 79 en el ranking del PNUD, al alcanzar el IDH 0.761, superior al del año anterior que registró 0.727, en donde el máximo  posible es 1. Colombia avanzó 11 puestos con respecto al año anterior. Ello se dio fundamentalmente gracias a mejoras en la expectativa de vida al nacer, en el número de médicos por habitante, en la escolaridad y, sorpresivamente, se muestra una leve mejoría en la desigualdad por ingreso. Según este Informe el Coeficiente GINI (según el cual la brecha en la distribución del ingreso es mayor cuanto está más próximo a 1) pasó de 0.535 en 2017 a 0.497, por encima del promedio en América Latina, que es del orden de 0.466. 
Se suele medir el éxito de un país con base en el desempeño de variables como el crecimiento del PIB o el ingreso per cápita. Pero, se asume el riesgo, como lo acota el administrador del PNUD, de que “con el crecimiento rápido del PIB podemos ignorar a aquellos que no están preparados para participar en esa economía, los que se quedan rezagados” . Como en la célebre canción El baile de los que sobran, “esos juegos al final terminaron para otros con laureles y futuro y dejaron a mis amigos pateando piedras”. Por ello, remata Steiner diciendo que “esa es una de las razones por las cuales en los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) hablamos de no dejar a nadie atrás” . Por ello, en este Informe se quiere ir más allá.
Ello es tanto más necesario, habida consideración de que, como lo sostiene el Director regional del PNUD Luis Felipe López, “el crecimiento económico, sin cambios importantes en la desigualdad lleva a aspiraciones que no se ven satisfechas y eso genera tensiones, porque con expansión económica la gente esperaría tener avances muchos más rápidos y no sucede así” . Como lo ha venido sosteniendo la CEPAL se debe crecer para distribuir y distribuir para crecer; el crecimiento es una condición necesaria para el progreso pero no suficiente.
Como lo sostiene Steiner hoy por hoy hay una nueva generación de desigualdades, en otras dimensiones, ligadas a la digitalización de la economía y la sociedad y a la vulnerabilidad frente al cambio climático, los cuales, según él tienen efectos “sísmicos”  en lo social y, lo que es más grave, se han convertido en “dos grandes aceleradores de la desigualdad” . De allí el aserto de Steiner en el sentido que “ya no es más la economía, estúpido” , parodiando a James Carville, en la campaña electoral de Bill Clinton en 1992, para llamar la atención sobre la economía como la clave para ganar la Presidencia de los EEUU. 
La mala noticia que nos trae este Informe es que “cuando estos resultados se analizan bajo el rango del IDH ajustado por desigualdad, Colombia desciende 16 puestos, por lo que sería el 95 en este año” , compartiendo este bajonazo con Brasil, México y Chile, los cuales registraron caídas de 23, 17 y 14 puestos, respectivamente. El PNUD llueve sobre mojado al insistir en la importancia y la urgencia de reducir la inequidad, apelando al poder redistributivo de la progresividad de los impuestos sobre los ingresos, la 
riqueza o el consumo, así como a las transferencias del gasto por parte del Estado. 
Coincidimos con el Informe del PNUD en que hay que ir más allá del ingreso, más allá de los promedios, que son engañosos y más allá del presente en el que hemos estado anclados hace décadas por cuenta del modelo económico neoliberal, que ha fracasado rotundamente, si nos atenemos a sus estragos sociales, pues ha profundizado la brecha entre las élites, que controlan los resortes del poder y las más amplias mayorías, que se han visto rezagadas y relegadas a un segundo plano, son para el Sistema, como decimos en mi tierra, plato de segunda mesa. 
Esos polvos tenían que traer estos lodos, como lo ha dicho nada menos que la OCDE, este siniestro modelo económico “está cercando a las clases medias, que es la base para medir una prosperidad bien repartida” . Se impone, entonces, la necesidad de dejar atrás al capitalismo salvaje y sustituirlo por un modelo propio, más incluyente y que contribuya a la cohesión social, a riesgo de que el populismo, ya sea de izquierda o de derecha, termine abriéndose paso, con los riesgos que entrañan los extremismos. Thomas Piketty nos da una pista y un derrotero para lograrlo . 

Amylkar Acosta Medina

Amylkar David Acosta Medina1​ ( Monguí, La Guajira 1950) es un economista y político colombiano miembro del Partido Liberal. Se desempeñó como senador de la República2​ y entre 1997 y 1998 fue presidente del Senado. En el gobierno de Juan Manuel Santos fue ministro de Minas y Energía.