“En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo es según el cristal con que se mira”
Ramón de Campoamor
UNA MISMA REALIDAD: DOS PUNTOS DE VISTA
Después del repunte del crecimiento de la economía en el 2018 con respecto al año anterior, al registrar un crecimiento de 2.7%, 1.3 puntos porcentuales más alto , se auguraba que el mismo se sostendría y de allí que se plantearan metas mucho más elevadas de crecimiento del PIB para el 2019.
El vaticinio de FEDESARROLLO rondaba el 3.3%, la firma comisionista Alianza lo estimaba entre 3% y 3.4%, mientras que ANIF pronosticó un crecimiento del 3.3% y la previsión del Banco de la República 3.5%. Entre tanto, el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, con el optimismo panglossiano que lo caracteriza, le apostó a una meta aún más elevada, el 3.6%.
Pues bien, el pasado 13 de mayo el Director del Dane Juan Daniel Oviedo reveló la esperada cifra del crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2019 y no fue nada alentadora. Según el reporte del DANE el crecimiento del PIB arrancó con un modesto 2.77% anual, por debajo de las expectativas del mercado del 3% y de las del Banco de la República del 3.2%. Este resultado tuvo distintas lecturas. Para el Ministro Carrasquilla, “la economía lleva un tiempo significativo, un par de trimestres por lo menos, dando claras evidencias de rebote; las cifras así lo demuestran y esa dinámica será más importante a medida que pasen los días, los meses y los trimestres” . El Director del DANE coincide con el Ministro Carrasquilla en que “tenemos evidencia contundente de que está saliendo el sol” .
Mientras el Ministro Carrasquilla sostiene, con terquedad aragonesa, que está “totalmente convencido, junto con el Banco Mundial, el FMI y diversos analistas, que en un escenario absolutamente neutral esta economía va a crecer al 3.6% sin mucho problema” , hay otras voces autorizadas que discrepan de sus apreciaciones, empezando por el Gerente del Banco de la República Juan José Echavarría. Según este “la economía colombiana está estancada y la cifra del crecimiento del último trimestre fue bastante malo” , tanto más en cuanto que el crecimiento real del primer trimestre, como lo delató el Gerente del Banco Emisor no fue de 2.77%, como se dijo, sino del 2.29%, cifra esta que nos aleja aún más tanto de la meta del Ministro Carrasquilla del 3.6% para el año completo, como también del 4% el próximo año, 4.2% en 2021 y 4.4% en 2022, que es la previsión del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) que acaba de presentar al Congreso de la República .
Ahora bien, para alcanzar esta meta de crecimiento el PIB tendría que remontar el 4.3% de incremento en los próximos tres trimestres, lo cual resulta asaz difícil. Conocidos los resultados del débil crecimiento del PIB en el primer trimestre de este año, la firma calificadora de la deuda soberana Moddy´s conceptuó que la economía colombiana en 2019 “tendrá un crecimiento más o menos de 3.3%, pero creemos qué hay más riesgos a la baja que al alza para ese pronóstico” . Ello es tanto más cierto al mirar el curso del crecimiento del PIB en este primer trimestre, pudiendo constatar que, como lo sostiene el experto Diego Otero “la variación mensual durante 2019 sí muestra que los aumentos del PIB, ya sea pro variación anual o año corrido indican disminución en las tasas. En efecto, por cambio anual, en febrero de 2019 el ISE da un crecimiento del PIB de 2.98, que se reduce a 2.77% en febrero y a 2.56% en marzo. Por año corrido, de 2.98% en enero, se pasa a 2.8% en febrero y a 2.77% en marzo” .
Cabe preguntarse, en dónde estriba la diferencia de las cifras de crecimiento del PIB, siendo que ambas tienen la misma fuente, el DANE. Lo que ocurre es que mientras el crecimiento del PIB del 2.77% es un fiel reflejo de lo que pasó en el primer trimestre, lo cual permite analizar el comportamiento de la coyuntura, el crecimiento del 2.29, es la misma cifra anterior pero ajustada, corrigiendo el efecto estacional y de calendario, libre de paja y polvo y da cuenta de la evolución subyacente de las series y su utilidad es mayor a la hora de hacer el análisis del ciclo y establecer las tendencias.
LA ECONOMÍA SÍ ESTÁ ESTANCADA
Por ello, al comparar las cifras desestacionalizadas del primer trimestre de este año (2.29%) con el trimestre anterior (2.74%) y con el primer trimestre del año pasado (2.6%), se llega fácilmente a la conclusión que la economía sí está estancada, ha perdido fuerza, tracción e impulso, no hay tal que “la economía está alzando vuelo” , como afirmó el Ministro Carrasquilla, ni las opiniones de Echavarría las puede descalificar ni desdeñar por “cortoplacistas y efectistas” . Ministro, los datos expuestos por el Gerente del Banco no son “una mala foto dentro de una buena película” . Es al revés, aterrice!
Es de resaltar que, tanto o más importante que la cifra puntual de crecimiento es el ritmo y la tendencia del mismo y allí justamente es en donde los cálculos y proyecciones del Ministro Carrasquilla y del Director del DANE empiezan a fallar. Como afirma el Gerente del Banco, “estábamos entusiasmados porque la inversión estaba creciendo casi al 10%, los empresarios estaban reaccionando a la deducción del IVA en la compra de bienes de capital y el DANE cambió la cifra a 4.9% y después a 0.7%, o sea, la inversión se frenó” . Y añadió, las exportaciones que “estaban creciendo a tasas del 12% hace un año largo están creciendo ahora muy poco” .
Esa fue la apuesta que hizo el Ministro de Hacienda, con el espejismo de que “la significativa reducción implementada en la carga tributaria empresarial estimule la inversión y la generación de empleo” . Así lo planteó al momento de presentar recientemente el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) al Congreso de la República, anunciando que “la apuesta del gobierno es el mayor crecimiento económico” , claro está, siempre y cuando se cumpla la premisa anterior, que para el Ministro es algo axiomático. Pero, como afirma el ex ministro de Hacienda Guillermo Perry, “Reagan y Trump hicieron la apuesta y no les funcionó. No veo por qué ese milagro sí va a ocurrir en el trópico” . Y las cifras del DANE le están dando la razón!
Las cifras no mienten, si nos atenemos a las series originales, esto es, sin el ajuste estacional y de calendario, ni el sector agropecuario ni el industrial han despegado, lejos de ello, en este primer trimestre del año a duras penas crecieron 1.4% y 2.9%, respectivamente. Es más, según el DANE la industria volvió a caer -1.3% en el mes de abril con respecto a abril del año pasado, de las 39 actividades industriales representadas por la encuesta 22 de ellas estuvieron a la baja. Para ser más claro, en el acumulado de enero a abril de 2019, el sector industrial acumuló un crecimiento exiguo de sólo 1.9% con respecto al mismo período del año anterior. Y ello, después de haber crecido el 2.5% en el último trimestre del año anterior. El sector de la construcción, otrora locomotora del crecimiento ahora es un lastre para el mismo, al registrar una caída del -5.6%, especialmente el rubro de edificaciones, que tuvo una caída del -8.8%.
Está vez los sectores que mostraron un mayor dinamismo fueron el de Minas y canteras, con un crecimiento del 5.3%, recuperándose de una baja del -3.5% el año anterior, aupado por la coyuntura de altos precios del crudo y el sector financiero, que punteó con el 5.5% de crecimiento, después de una caída del 0.8% en 2018. Como corolario podemos decir con el analista macroeconómico de Alianza Valores Felipe Espitia, refiriéndose al alivio de la carga tributaria al empresariado, que “por ahora, lo que se muestra es que no está haciendo efecto en los sectores productores” . Dicho de otra manera, “no hay un gran motor que impulse la actividad económica” como enantes.
Y no es para menos, porque el mayor freno a la inversión privada, al ensanche de las factorías sigue siendo la estrechez de la demanda interna, afectada por la pérdida de confianza del consumidor y la contracción del consumo del gobierno, debido a la austeridad en el gasto. La demanda interna creció 3.6% en el primer trimestre de este año, ligeramente superior al 3.3% del primer trimestre del año pasado, alentado por el mayor consumo privado (4.2% anual), en contraste con el consumo del gobierno, que apurado llegó al 2.6%, después de haber alcanzado el 5.9% un año atrás. Pero, buena parte de ese mayor consumo privado fue satisfecha con productos importados. Ello se puede colegir del hecho que al tiempo que la producción industrial creció 1.9% en los primeros cuatro meses de este año, en ese mismo período las ventas experimentaron el 4.6%. Como lo acota el Director del diario económico Portafolio Ricardo Ávila, esta aparente dicotomía pone de manifiesto que “el comportamiento del consumo beneficia de forma menos que proporcional a la producción nacional” . Ello explica en gran medida el abultado déficit del sector externo de la economía.
DE DÓNDE VENIMOS Y PARA DÓNDE VAMOS
La economía colombiana creció entre los años 1950 y 1974 a un ritmo promedio del 5.2%; luego vino un largo periodo de estabilidad, que se vio interrumpida por la recesión de 1999 y más recientemente, gracias al largo ciclo de precios altos de los commodities (2003 – 2012), la economía creció por encima del 4.5%. Después se descolgó el crecimiento con la destorcida de dichos precios, sobre todo el del petróleo a partir de junio de 2014 y, lo más preocupante es que el crecimiento potencial se desplomó. Este, según el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) de 2018, pasó de una tasa de crecimiento del PIB del 4.8% en 2012 al 3.5%. Y más grave aún, es que en los últimos años el crecimiento del PIB ha estado muy por debajo de este magro crecimiento potencial, hasta arribar al 1.4% en 2017, 2.7% en 2018 y, si nos va bien, en 2019 el crecimiento del PIB podría estar a la altura del crecimiento potencial, para lo cual se requeriría que en los próximos tres trimestres crezca en promedio el 3.9% (¡!).
DOS AMENAZAS EN CIERNES
Dos son las principales amenazas que se ciernen y conspiran contra la estabilidad y el mayor crecimiento de la economía colombiana, una endógena, la pérdida de confianza del consumidor y otra exógena, el choque externo provocado por la insensata guerra comercial declarada por el Presidente de EEUU Donald Trump al resto del mundo.
La confianza del consumidor, que mide FEDESARROLLO, después del buen desempeño que tuvo desde el cuarto trimestre de 2017 el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), dicha tendencia empezó a revertirse desde julio de 2018, hasta situarse en el mes de noviembre de ese año en -19.6% (¡!), una barbaridad. Después de haber pisado terreno positivo en el mes de marzo, el reporte del mes de abril de este año, el ICC registró un balance de -9.6%, lo cual representa una reducción de 10.7 puntos porcentuales en relación al mismo mes anterior y 11 puntos porcentuales en comparación con el mismo mes de 2018.
Como señala Portafolio, “la caída en la confianza de los consumidores frente a marzo de 2019 y abril de 2018 obedece a una disminución tanto en el Índice de expectativas de consumo como en el Índice de condiciones económicas” , especialmente en los estratos medio y bajo. En el mes de mayo este Índice mejoró, registrando un balance del -5%, lo cual representa una mejoría de 4.5 puntos porcentuales con respecto al mes de abril, pero el saldo se mantiene en rojo y muestra un deterioro de 13.9% frente al mismo mes del año anterior. Es de anotar que el promedio histórico del ICC ha sido de un balance de 10. Y no se puede perder de vista que el consumo de los hogares llegó a representar el 72% del PIB(¡!) en el primer trimestre de este año.
Al analizar por componentes de la demanda agregada, las tasas de crecimiento del primer trimestre de 2019 comparadas con las del primer trimestre de 2018, sobresale el bajo valor de las exportaciones, con un aumento de 3,6% en comparación con 13,7% para las importaciones. Al tiempo que el consumo aumentó 3,8%, la inversión bruta subió el 2,8%. Este comportamiento del comercio exterior nos está llevando a un déficit protuberante tanto de la Balanza comercial como de la Cuenta corriente de la Balanza de pagos.
Según cifras del Banco de la República, en los primeros cuatro meses del año las exportaciones fueron del orden de los US $13.460 millones y las importaciones US $16.282 millones, elevando el déficit de la Balanza comercial en US $1.326 millones, al pasar de US $1.495 millones a US. $2.822 millones. Entre tanto, déficit en Cuenta corriente de la Balanza de pagos pasó de US $10.296 millones en 2017 a US $12.661 millones en 2018, pasando de representar el 3.3% al 3.8% del PIB, que no deja de ser alarmante. Dicho déficit en el primer trimestre de este año fue de US $3.158 millones, US $808 millones más con respecto al primer trimestre del año anterior. Por ello, no es de extrañar que para el 2019 se pronostique un déficit aún mayor, del 4.3% (¡!).
Es evidente, entonces, que la economía colombiana acusa una gran vulnerabilidad en su sector externo, en un entorno que la economista jefe del FMI calificó como “incierto y cambiante” . Es de anotar a este propósito que la tasa de cambio en Colombia se ha caracterizado por los cambios extremos, pues a la hora en que se deprecia el dólar el peso es la moneda más revaluada y cuando se aprecia es la más devaluada y esta vez no es la excepción. Junto con la moneda de Turquía y Argentina, el peso colombiano ha sido una de las más devaluadas del planeta en los últimos meses. Y no hay que olvidar que, como lo sostiene la revista Dinero, “la amenaza de un choque externo puede concretarse y, por la vía de la escasez de divisas para comprar importaciones, el aparato productivo sentirá un duro golpe” .
Como es bien sabido, de acuerdo con la Directora gerente del FMI Christine Lagarde, la economía global se encuentra ante una “coyuntura delicada” a consecuencia de la guerra comercial que el Presidente Donald Trump le declaró al resto del mundo. So pretexto de defender a la potencia del Norte de los demás países que, según sus desvaríos, se han “aprovechado” de ella, con su consigna “Estados Unidos primero” como gonfalón, ha venido implementando una política proteccionista hostil utilizando los aranceles como su arma principal. Aunque su blanco principal es China, con el que libra una rivalidad por el predominio tecnológico, ni los propios aliados históricos de EEUU han escapado a la estolidez del incómodo inquilino de la Casa Blanca, lo que no es de extrañar, habida cuenta que, como lo dejó sentado John Foster Dulles, Secretario de Estado de Dwight Eisenhower en los años 50 del siglo XX, “Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses”!
La primera envestida de los EEUU en su declarada guerra comercial fue contra China, aduciendo que la balanza comercial entre EEUU y China estaba muy desequilibrada en su contra . Comenzó gravando con aranceles suplementarios al 25% de los productos importados desde China, avaluados en US $34.000 millones a comienzos de julio del año anterior y, como consecuencia del escalamiento de esta guerra comercial, el 10 de mayo de este año EEUU elevó dicho arancel del 10% al 25% y amplió su aplicación a más de 5.000 productos importados desde China, equivalentes a un monto de US $200.000 millones. Según la Ley de Newton si un cuerpo A ejerce una acción sobre otro B, este último reacciona con una fuerza de igual magnitud y esta en el lenguaje del comercio entre dos naciones se traduce en la retaliación comercial. Y eso es lo que ha venido pasando, China le ha respondido con la misma moneda a EEUU. Y, como es bien sabidoen una guerra de esta naturaleza todos pierden, sobre todo los consumidores de uno y otro país.
En concepto del FMI, esta guerra comercial podría llevar a una caída de 25% de las exportaciones chinas a los EEUU y un 36% de las exportaciones de EEUU a China. Ello conllevaría una reducción del crecimiento del PIB de 0.6 puntos porcentuales para EEUU y 1.5 puntos porcentuales para China, arrastrando consigo a la economía global, que ya muestra claros síntomas de desaceleración, la cual afecta al 70% de la economía mundial, malogrando la recuperación económica global que ya se avizoraba para el 2019. Según el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el mayor impacto sobrevendrá con la recesión económica global que puede provocar la contracción del intercambio comercial, la pérdida de confianza y la incertidumbre que ello genera. De allí que el FMI revisara a la baja su previsión de crecimiento del PIB global para este año desde 3.8% de enero al 3.3% en mayo; por su parte el Banco Mundial redujo su pronóstico a de 2.9% a 2.6%.
Es más, según Gita Gopinath, economista jefe del FMI, “las tensiones aumentaron la incertidumbre, impactaron negativamente la confianza de las empresas, aumentaron la volatilidad financiera y esto llevó a una inversión y comercio más débiles. Justamente por estas razones, todos los países que forman parte de la cadena de suministro global sentirán el impacto de las tensiones comerciales…Para los exportadores de materias primas es importante asegurarse de que la economía esté lo suficientemente diversificada para que haya fuentes de ingreso que no sean materias primas y resistir una caída en los precios de los productos básicos. En el frente fiscal es importante crear amortiguadores durante períodos de precios altos, a fin de generar mayor espacio y capacidad de reacción para apoyar la economía cuando caen los precios” .
No faltan quienes se hacen ilusiones, pensando que Colombia puede sacar provecho de esa disputa comercial entre los dos gigantes. María Claudia Lacouture, Presidenta de la Cámara de Comercio Colombo – Americana (Amcham), afirma sin pestañear siquiera, que “se han identificado, en estos nuevos aranceles, al menos 740 productos que Colombia exporta a EEUU y que podrían aumentar sus ventas a ese mercado” . Pero, lo que ya se empezó a sentir es que tales aranceles dan lugar a la desviación del comercio, cambiando el destino de las exportaciones chinas desde EEUU hacia otros países, entre ellos Colombia, deteriorando aún más la balanza comercial con China, nuestro segundo socio comercial en importancia, ya de por sí deficitaria, agudizando de paso el enorme déficit de la Cuenta corriente, pues al tiempo que exportamos US $4.000 millones, aproximadamente, importamos alrededor de los US $10.000 millones. De allí la advertencia del Presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores (ANALDEX) Javier Díaz en el sentido que “muchos de los productos chinos que no pueden entrar a EEUU, ahora querrán traerlos a Colombia a precios excesivamente bajos” .
Otros, ingenuos, pensarán con toda candidez que siendo Colombia un “aliado estratégico” de EEUU, en este caso las cosas son a otro precio, recibiremos el trato especial que nos merecemos. Lo mismo creían en México, su vecino y su principal socio comercial; Ken Smith Ramos, negociador principal por parte de México del TLCAN en la renegociación forzada del mismo con EEUU manifestó que “no cabe duda de que la disputa entre EEUU y China representa una oportunidad para México” . Y sólo cinco días después México tuvo que firmar un Acuerdo humillante para el para el país Azteca, impuesto por el inefable y camorrista Trump dizque para que México se convierta en el muro que él ofreció en campaña para contener la avalancha de migrantes hacia EEUU. Y conociendo de las veleidades y los caprichos de Trump, Colombia está a un solo trino de ser descertificado por EEUU pretextando el aumento de las áreas de cultivos de coca en su territorio. Bien dice el adagio, cuando las barbas de tu vecino ves arder, pon las tuyas en remojo!
Amylkar D. Acosta Medina
Miembro de Número de la ACCE
Santa Marta, junio 24 de 2019
www.amylkaracosta.net